6.23.2013

Francisco Chavez

                            In memoriam

 

 

Ese hombre
arriesgando la vida
en los rascacielos:
es mi padre.
 

Vino joven a la capital
siguiendo
desde lejanas tierras  
al amor de su vida:
mi madre, Susana…
y al no hallar trabajo
como jornalero
se metió al oficio
de construir casas…
 
Primero fue “peón”
mas como la paga era poca
el pan en la casa escaseaba…
por ser principiante
fue bautizado
como “Media cuchara”
entonces mi madre
lavaba y planchaba ajeno
para que aprendiera
bien el oficio.

Francisco
jalaba agua, arena
grava o cemento,
también hacía la mezcla.
 
Un día el patrón
quien era amigo de “Baco”
no llegó
y mi padre se puso
a pegar ladrillos,
lo hizo tan bien
que desde ese caluroso día
comenzó a ganar “cuises” extra,
llegando la tortilla necesaria.
 
Con la paga mejorada
llegaron las trasnochadas
con otras consortes
tan sólo porque les llevara
serenatas y aquel
“Amorcito Corazón,
yo tengo tentación
de un beso”
abría puertas y balcones
de las futuras mucamas.

 ¡Ah, es que mi padre
era bueno para la guitarra
y para la cantada también
por eso
seguido salía en desbandada
tras la balacera armada
al encontrarlo con las manos
en la “masa”.
 
¡cómo me gustaba verlo
con su sombrero ala ancha
y camisas manga larga
pegando ladrillos
o repellando las paredes
de los edificios y casas
que tuvieron el honor
de haber sido construidos
por sus manos!
 
El mundo elegante
la procuraduría
el edificio de taca
conocieron
de la experiencia
de mi padre
dirigiendo la obra
o pegando ladrillos.
 
¡ah, qué bonitos quedaron!
 
Luego fue el sismo de Nicaragua
y en Managua conocieron de su profesión…
 
A cuarenta años de esa gloriosa fecha
Francisco, hago honor a tu nombre
escribiéndote este verso
que me sale del corazón…

 
Luis Antonio Chávez
marzo de 2012

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