6.23.2013

Con la piedra en el siglo

A Rafael Mendoza El viejo



No niego que desde que leí Los Pájaros
echaron alas mis canicas y las amapolas
se incendiaron en mis manos…

Después vendrían Los símbolos patrios
y se me hizo añicos el corazón
pues ya hurgaba en la raigambre del canto
una voz con mis versos.

Las Confesiones a Marcia y uno que otro texto
calzado con la firma de un tal Rafael
me llevaron a leer sus cuitas
por ser versos que de un tiro
agitaron mi pecho haciéndome chingaste
el corazón.
 
Años después continué leyéndote…
Rafael Mendoza El Viejo
como te haces llamar hoy
que tu vástago del mismo nombre y tu hija
también bebieron de la savia
montándose en las ancas de la poesía
o más bien -como dicen por ahí-   
salieron ídem al manantial
que les abrió el camino.

Hoy
con varios diciembres sobre mis hombros
recuerdo aquel septiembre de los setenta
cuando llegó a mis manos
un poema tuyo
publicado en un rotativo local
-por ese entonces estaba enamorado
de una niña de la escuela-
mostrándole poemas “mamañiteros”
-como dice RAO-
sin imaginar –como me repetía Chico Aragón-
que mi voz tomaría otro rumbo
al meterme al mercado y cantar
las plañideras de mi pueblo
-sin trinquetes, que sean tuyos
para que explores la magia de la poesía
aunque ello te cueste cárcel, cementerio o exilio-
concluyó mi amigo Alacrán de Leña.
 
También aprendí
a reventarme el pecho contra la desidia
y cantarle a los huelepega del parque Libertad,
al vendedor de diarios
y a las putas de la calle Celis o El Calzoncitos
en la zona 5
-como escribiera Roque Dalton-
e intenté poner un rótulo
al estilo Julio Iraheta Santos
“Se hacen y se remiendan versos”
mas mi sorpresa fue
que Ovidio Villafuerte me reprendió diciéndome
-la poesía no es una prostituta
hacele el amor y te llevará al Parnaso-,
aseveración que aún espero
en mis noches de plenilunio.

Pasaban los días
y como ya me había montado
en el potro de las metáforas
comencé a joderme la existencia…
asistía a los recitales
y por eso de las casualidades
llegó a mis manos Este mal de familia
calzando la firma de los autores
entonces se me rompió el corazón
atragantándoseme las musas.
 
Tras leer a la dinastía Mendoza López
pues cada uno –cual directriz cimentada-
canta con su voz hasta hacer trizas
las metáforas que son una chingadera
en esta aldea, -me dije-
hay que seguir bailando tango y haciendo bulla
pues la poesía rompe los escarnios de la noche.
 
Mi querido Homo Sapiens
-tu más reciente publicación-
me recordó Hojas de Hierba, de Whitman
y maniobró mi barco, hizo que la proa
enfilara su trayectoria con la brújula de la vida
me rompió un corazón hecho chingaste por la vida,
pues arremete contra los malos hijos
que parió la madre natura al destruir su hábitat…
confirmándome  que no eras poeta para claudicar.
 
Por eso del Libre Mercado y la tecnología
ahora ya no se mandan poemas ni flores
sino mensajes por cobrar
mas yo sigo en esta jodedera
con mi canto fértil en el nuevo siglo
por eso voy con la esperanza a cuestas
porque vos, Rafael Mendoza El Viejo,
sos y serás el símil, la trinchera del verso iconoclasta…

 

 

Luis Antonio Chávez

Marzo de 2010

1 comentario:

  1. Me gusto mucho y siento que lo comprendo muy bien! Gracias por compartirlo. Saludos!

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