12.18.2009

SIGUE DIVULGACIÓN DE POEMAS CUESTIONADOS POR APROPIACIÓN INDEBIDA





Renán Alcides Orellana

Se puede pecar por ignorancia o por malicia. O por ambas. A pesar de que, durante varios meses se ha insistido públicamente sobre la apropiación indebida por parte de Kenny Rodríguez de poemas escritos por Nancy Orellana, la publicación de dichos poemas en litigio continúa, pese a que el hecho está comprobado no sólo por la comparación exhaustiva de poemas de ambas, realizada por reconocidos hombres de letras del país, sino por la actitud de Kenny, al negarse a la confrontación entre ella y Nancy, como ha sido solicitado públicamente, no sólo por la agraviada sino por los intelectuales mencionados. El que calla otorga, dice el refranero popular.
Además, los poemas en litigio que se siguen publicando como si fueran de Kenny, quien sabe si por desconocimiento o a manera de provocación hacia la verdadera autora, fueron legalmente inscritos en el Centro Nacional de Registro -CNR- (Propiedad Intelectual), a las 15 horas con 7 minutos del 3-XI-2009, bajo el Número 401-2009, como parte del libro “Confesiones entre tiempo” de la autora Nancy Orellana. Esta afirmación puede ser fielmente comprobada en el CNR.
La aparición más reciente de un poema que se atribuye a Kenny Rodríguez siendo de la creatividad de Nancy Orellana, se dio en la Sección Aula Abierta (Pág. 2) del Suplemento Tres Mil, de Diario Co Latino, el sábado 12 de diciembre de 2009), y, como podrá apreciarse a continuación, la primera versión titulada A Pichi que fue escrito por Nancy Orellana, en 1992; y el segundo, titulado A Marcela Alfonsina que fue publicado posteriormente por Kenny Rodríguez, son evidente prueba de que una copió, casi textualmente, a la otra. Y que Nancy no copió y, en cambio, es víctima de la copia, lo dicen los conocedores literarios que han comparado los poemas de ambas. “Porque si fueran de Kenny -dijo uno de ellos- lo lógico es que de inmediato hubiera reclamado con vehemencia, y con toda razón, la autoría, hasta demandando públicamente una satisfacción (como lo demanda Nancy); pero, por el contrario, usa la estrategia del silencio. Está claro, el que calla otorga. No hay duda –concluyó- son poemas de Nancy Orellana, quien los escribió a principio de los años noventa…”
Consecuente con lo anterior, a continuación el mismo poema en dos versiones: primero, la de Nancy Orellana de 1992; y después, la versión atribuida a Kenny Rodríguez. Juzgue el lector:

NANCY ESCRIBIO:
12 de septiembre de 1992.

A Pichi.

Sos la tremenda niña que se alza como mujer:
fruta madura
al alcance de los hambrientos,
saciando soledades
repletando vacíos prometiendo nutrir…
Callada
con la semilla que germina, dentro.
Colgada del más grande de los palos
y las ramas más cercanas a la tierra;
tomando la savia
chupada de raíz…
Al alcance de la mano
de la mordida
del disfrute…
Sin miseria
libre al campo…
Sencillamente
como lo bueno y lo sagrado.
Vos
mujer que se alza.
Vos
pequeña nuestra y de todos.


KENNY ESCRIBIO:

A Marcela Alfonsina…

Eres la tremenda niña
que se alza como mujer,
fruta acariciada
por el sol adolescente,
desbaratando soledades
prometiendo nutrir
la callada la semilla que germina dentro.

Vos colgada de los sueños
robando la savia vital,
para moldearte un
donde florezcan los anhelos
,al alcance de la mano
Donde los presagios y espejismos
No empañen tu propia identidad
Y el disfrute de la felicidad
Sea libre, sin miseria, ni prejuicios,
sencillamente
como lo bueno y lo sagrado.

Vos
mujer que se alza.
Vos
pequeña mía, nuestra y de todos.

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Por la transparencia y honestidad que deben legarse a las presentes y futuras generaciones de El Salvador, es preciso un giro justo y honesto. De lo contrario, será seguir con más de lo mismo en materia literaria. Pero, ¿y el cambio? ¿Y el sacrificio de los poetas Chema, Jaime, Amílcar, Rigoberto, Mauricio, Roque, Alfonso y tantos otros… que ofrendaron sus vidas por la justicia y la honestidad…?
Cuestión de conciencia y coherencia artística y literaria…!

1 comentario:

  1. La sensatez de Kenny lo dice todo. A palabras necias oidos sordos.

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