5.25.2010

Rolando Elías: Aquí y ahora

En el 11 aniversario de su
fallecimiento, 1999-mayo-2010


Alejandro Masís, Renán Alcides Orellana y Rolando Elías, durante conversatorio poético (1984)".

Renán Alcides Orellana

No recuerdo exactamente cuándo lo conocí, pero mi proximidad en el oficio con Rolando Elías se fue acentuando a partir de nuestro encuentro en la redacción de El Diario de Hoy, allá por 1964. Atrás había dejado, casi definitivamente, mi pueblito natal Villa El Rosario, a pesar de ser para mí, por lo mismo, el rincón más querido del norte agreste del departamento de Morazán. Llegaba a la capital con los recuerdos todavía frescos de aquellos contornos queridos, con sabor a molienda, chupa-chupa y flor de coyol. Quería hacer periodismo. Y Rolando, percibiendo mi timidez provinciana, con su proverbial don de gentes, se fue acercando a mis cuartillas como guía joven, más joven biológicamente que yo, pero con más horas de vuelo y mayor trecho recorrido en el duro oficio.
Por mi parte, pronto descubrí que aquel nuevo amigo, además de buen periodista era, fundamentalmente, poeta. El tiempo lo fue confirmando, de igual manera que fue acrecentando nuestra amistad y compañerismo. Peñas literarias, eventos, intercambios y más eran puntos de encuentro obligados para ambos. En alguna ocasión visitamos a Carlos Balaguer, amigo común y compañero de afanes, en su acogedor retiro literario de entonces en los Planes de Renderos, donde hacíamos fluir el verso y la prosa, propios y ajenos, en una jornada dominical que pasaba sin sentirlo. Durante mucho tiempo también, todos los domingos fuimos Alejandro Masís y yo a la casa de Rolando en la colonia Jardín, de Mejicanos, para un conversatorio que tampoco hacía caso al tiempo y, por lo mismo, resultaba pródigo en ideas y producciones literarias.
Rolando Elías fue uno de los grandes compañeros de trabajo en El Diario de Hoy, allá por 1964. Además de sus tareas como redactor de planta, por mucho tiempo mantuvo su columna Aquí y ahora, con enfoques y cuestionamientos al quehacer de la vida nacional, serios y acertados. Después, el duro oficio nos reunió en otros medios de comunicación o mantuvimos estrecha vinculación en el campo creativo, bien haciendo periodismo o bien compartiendo literatura. Por eso, siempre estuve al día sobre la producción de sus obras que, dicho sea de paso, me llegaban de manera oportuna, con dedicatoria especial del autor.
Rolando Elías nació en San Salvador, en 1940. Y, como ya dije, su inquieta vida como escritor y periodista constituye toda una trayectoria, de suyo enriquecedora. Publicó las obras: Crónica de Alemania, 1983; Ritual de la mirada y otros rituales, 1986; Crónicas del terremoto y poemas de amor sobreviviente, 1987; Homenaje a la pintura, 1990; y posteriormente, algunas con carácter póstumo, Homenaje a Fray Luis de León, La cantata de mayo y La celebración de la rosa, estas dos últimas en 1999.
Por todos estos hechos en la vida de Rolando Elías, lo recuerdo y lo veo como él escribía, “aquí y ahora”. Aquí y ahora para recordar que en mala hora, en mayo de 1999, la voz de Rolando se apagó. Físicamente, se apagó para siempre. No para la historia literaria del país. El máximo cantor de la rosa se fue en medio del frío. Ave canora aterida en pleno invierno, desfalleció hasta morir, aunque todos sus compañeros de sueños y afanes nos opusiéramos rotunda y tajantemente a semejante propuesta que nos hiciera el destino. No pudo ser. Por eso, por el hermano poeta que se ha ido, cantamos, cantaremos siempre.

(Del libro ALLA AL PIE DE LA MONTAÑA, Renán Alcides Orellana, San Salvador 2002).

No hay comentarios:

Publicar un comentario