2.03.2010

Violeta Parra: referente de la música popular chilena para el mundo


Violeta Parra: "El día que yo no tenga un amor a quien dedicarle mis canciones, arrumbaré mi guitarra en un rincón y me dejaré morir".

Karla Zamora y Marisol Briones

(San Carlos, Chillán, 1917 – Santiago, 1967) Cantautora y folclorista chilena, hermana del poeta Nicanor Parra.
Desde pequeña sintió afición por la música y el folclore chilenos; su padre, profesor de escuela primaria, fue un conocido folclorista de la región
"Nací en Malloa, un pueblecito situado por Chillán hacia el interior de la cordillera. Malloa era un pueblo perdido en el campo a las faldas de las tierras altas; era un pueblo incomunicado con el resto de Chile; un solo camino real lo unía con Chillán y había media hora a caballo, yendo al galope tendido, y más de dos horas si se iba al paso. Mi padre no quería que los hijos cantáramos, y, cuando salía escondía la guitarra bajo llave. Yo descubrí la llave en el cajón de la máquina de coser de mi madre, donde la guardaba, y se la robé. Tenía siete años. Me había fijado cómo él hacía las posturas y aunque la guitarra era demasiado grande para mi y tenía que apoyarla en el suelo, comencé a cantar despacito las canciones que escuchaba a los grandes."
De familia humilde. Su primera canción la hizo a los nueve años, para su muñeca de trapo.
Realizó estudios primarios que tuvo que abandonar al morir su padre y tener que ir a trabajar al campo. La penosa situación económica de la familia obligó a Violeta y a sus hermanos a recorrer tascas, fondas y demás lupanares para aumentar los exiguos ingresos de la familia.
El constante viajar por todo el país le puso en contacto con la realidad social chilena, plagada de desigualdades económicas. Ver las condiciones de vida los mineros, de los campesinos, de los indios mapuches explotados provocó que en Violeta brotara un fuerte deseo de cambio social.
No sólo recuperó el cancionero popular sino que hizo suyas sus formas para empezar a escribir sus propias composiciones mezclando la música tradicional, sus propios arreglos y la temática social y combativa. Un claro ejemplo de ello es esta canción titulada “Arriba quemando el sol”, donde describe cómo se vivía. en los pueblos mineros del norte de Chile.
En 1953 comienza a alumbrarse el verdadero genio de Violeta después de un recital en casa de Pablo Neruda, Radio Chilena le contrata una serie de programas que la lanzan a la primera Iinea del arte folclórico del país
En 1954 recibió el premio Caupolicán; ese mismo año contrajo matrimonio con Luis Arce, del que nacieron Carmen Luisa y Rosa Clara.
A mitad de los años cincuenta realizó un viaje por los países de la Europa socialista y de regreso, a su paso por Francia, tuvo la oportunidad de plasmar temas del folklore chileno para el catálogo del sello Le Chant Du Monde. En 1956, ya de regreso a Chile, grabó el primer álbum de la colección El folclore de Chile, serie que impedirá que se pierdan multitud de temas, la mayoría de autoría anónima. Fue designada directora del museo de Arte Popular de la Universidad de Concepción y retomó sus actuaciones en Radio Chilena.
En París hace su espectacular presentación durante el Festival Internacional Folclórico realizado en el Anfiteatro de La Sorbonne, cantando sola: "Salí con mi guitarra al escenario y sentí un murmullo casi de desaprobación. Todas las otras delegaciones eran numerosas y llenaban el escenario: yo me sentía asustada y muy pequeña. Sonó la guitarra y se hizo silencio inmediatamente. Tuve que cantar siete veces, obligándome los aplausos atronadores".
Viaja en 1961 a Buenos Aires y después a Europa, junto con sus hijos mayores.
Combate Naval I, bordado sobre aspillera, 225 x 130 cm
En Francia, donde residió unos meses, se reveló esa otra virtud de Violeta: sus trabajos manuales. Ella comenzó en las artes plásticas donde los maestros terminan, exponiendo en el Museo del Louvre sus tapices y pinturas, realizados a imagen y semejanza de sus sueños, de lo que veía, del mundo y las cosas.
En París se enamora del que dicen fue el gran amor de su vida, el musicólogo y antropólogo francés Gilbert Favré el hombre en el que Violeta vio la encarnación del amante y el compañero para toda la vida. Tuvieron un romance turbulento, apasionado, trágico. Recorrieron emparejados varios países, haciendo presentaciones conjuntas, trabajando sin descanso.
Con él vuelve a Chile en 1965 instalándose en una gran carpa en la comuna de La Reina en Santiago,donde pasaron grandes artistas chilenos como Patricio Manns o Víctor Jara.
Junto con su hermano Nicanor y sus hijos mayores, animaron la "Peña de los Parra", un nombre de resonancias legendarias en la música popular de América Latina.
Además de una artista excepcional, Violeta Parra fue una investigadora del folclore chileno; su obra recopilada es inmensa y comprende numerosos géneros, como tonadas, parabienes o villancicos. Su labor de difusora de la expresión del pueblo campesino la volcó en composiciones musicales como Casamientos de negros (1955), Yo canto la diferencia (1961), Una chilena en París (1965), Qué dirá el Santo PadreRin del angelito (1966), Run run se fue pal Norte (1966), Volver a los diecisiete (1966) y Gracias a la vida (1966), muchas de las cuales han sido grabadas por destacados intérpretes. (1965),
Su creatividad la llevó también a cultivar la cerámica, la confección de tapices, la pintura y la poesía.
Los dolores y las alegrías de su vida alientan los versos de A lo humano y a lo divino.
Antes de interpretar un tema, solía explicar con detalle cuándo, cómo y en qué sitio obtuvo la inspiración que le permitió crear la canción que iba a entonar Donde había amado con vehemencia y quebranto.
Viaja por el país cantando en teatros. Compone sus últimas canciones, que graba acompañándose de sus hijos y del músico uruguayo Alberto Zapicán. Se suicida el 5 de febrero de 1967 en la Carpa de la Reina.

Bibliografía consultada
Figarro 33
Pasión de Violeta Parra
© Waldemar Verdugo Fuentes
Sociedad de Escritores de Chile

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"Cultura con Vos YSUCA"

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