2.02.2010

Fallece periodista Tomas Eloy martínez


Periodista y escritor
Tomás Eloy Martínez


Además de su trayectoria periodística y literaria desarrolló una extensa carrera académica que lo llevó a dictar conferencias y cursos en universidades de Europa, Norteamérica y Suramérica.


A los 75 años de edad y después luchar largamente contra el cáncer, falleció Tomás Eloy Martínez, escritor, maestro, periodista y propulsor de proyectos periodísticos en Venezuela, México y Argentina.
Nació en Tucumán, Argentina, pero consideró a Venezuela su lugar de permanencia afectiva. Entre 1975 y 1983 vivió exiliado en Caracas, donde fue editor literario y asesor del diario El Nacional, en el que actualmente colaboraba como columnista para el suplemento dominical Siete Días. Además, fue fundador y primer director de El Diario de Caracas (1979).
La relación de Martínez con la escritura comenzó con una trasgresión. Escribió su primer cuento cuando tenía menos de 10 años para burlar el castigo de sus padres, que le habían prohibido leer. Ese gesto, el de llevar al máximo los límites, caracterizó toda su trayectoria.
Su manera de enfocar el periodismo literario fue personal: creía que había que cambiar el concepto de la crítica literaria porque nadie tenía derecho de imponer su interpretación sobre un hecho.
Definía el buen periodismo como una manera de escribir más pero con menos palabras: "En los hechos el buen periodista es aquel que se preocupa por rodear cada uno de toda la masa de antecedentes, es aquel que se preocupa por insertar en cada línea una información válida y por lograr que haya en cada párrafo una idea esclarecedora".
En Buenos Aires fue crítico de cine del diario La Nación (1957-1961) y jefe de redacción del semanario Primera Plana (1962-1969). Entre 1969 y 1970 fue corresponsal de la editorial Abril en Europa y luego director del semanario Panorama (1970-1972). Dirigió el suplemento cultural del diario La Opinión (1972-1975).
En 1991 participó en la creación del diario Siglo 21 de Guadalajara, México. Ese mismo año creó el suplemento literario Primer Plano del diario Página/12 de Buenos Aires. Desde mayo de 1996 fue columnista permanente de La Nación de Buenos Aires y de The New York Times, que publica sus artículos en más de 200 diarios de Europa y América.
Además de su trayectoria periodística y literaria desarrolló una extensa carrera académica que lo llevó a dictar conferencias y cursos en universidades de Europa, Norteamérica y Suramérica.
Entre sus obras más importantes destacan la novela Sagrado (1969); el relato La pasión según Trelew (1974); los ensayos Los testigos de afuera (1978) y Retrato del artista enmascarado (1982); la colección de relatos Lugar común la muerte (1979) y las novelas La novela de Perón (1985), La mano del amo (1991) y Santa Evita (1995), que fue la novela argentina más traducida de todos los tiempos. Por El vuelo de la reina (2002) obtuvo el Premio Alfaguara y su última obra fue El Purgatorio, en 2008.
Conmovido
En octubre de 2009 fue galardonado con el Premio Ñ a la Trayectoria Cultural que otorga el diario Clarín de Buenos Aires, pero por problemas de salud, Martínez no pudo asistir. En su nombre lo recibió su hijo, Ezequiel Martínez, quien manifestó su gran admiración por su padre: "Cuando era chico, jugaba a ser como él. Lo acompañaba a las redacciones donde trabajaba y lo veía tipear con devoción las teclas de su máquina de escribir. Me gustaba imitarlo cuando revisaba las pruebas de imprenta o cuando se concentraba buscando datos en algún archivo de hojas amarillentas. A veces, si le prometía silencio y compostura, me permitía escoltarlo en sus entrevistas, que luego transformaba en piezas periodísticas que parecían cuentos de ficción. Narraba la realidad con las herramientas de la imaginación. Y yo sabía que de grande quería hacer eso. Yo quería, como quieren todos los chicos, ser como mi papá".
El País de España le otorgó el Premio Ortega y Gasset de Periodismo en abril de 2009.
En junio de ese mismo año fue incorporado a la Academia Nacional de Periodismo.
Desde su esquina en la Academia, Martínez bregó para que la calidad y confiabilidad de la información fuesen las herramientas indispensables para que el oficio se adaptara a los nuevos tiempos.

Tomado del periódico digital La Página

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